Una familia sudafricana ha puesto en marcha equipos de guardas privados armados y aeroplanos y ha ofrecido recompensas económicas a quienes ofrezcan información que permita la detención, juicio y condena de los peces gordos de las mafias de tráfico de cuerno de rinoceronte.
Con estas medidas, la familia D’Arrigo pretende salvar de las balas de los furtivos a los rinocerontes de su parque de la región norteña de Limpopo, así como de otras propiedades de la zona, con cuyos dueños trabajan en este objetivo común. «No nos interesan los cazadores. Se detiene a uno y viene otro.
Buscamos a los grandes jefes, que son gente de muy alto nivel», dice a Efe Franco D’Arrigo, que asegura que él y su familia tienen la determinación de llegar hasta ellos «por muy importantes que sean».
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Desde entonces, Lattanzi ha puesto en marcha Limpopo Rhino Security Group, un equipo para evitar la caza de rinocerontes formado por guardas armados que pagan los dueños de cada una de las 16 propiedades de la zona, que se coordina y moviliza a través de un grupo en WhatsApp en el que también participa la Policía.
Lattanzi habla a Efe tan sólo unas horas después de que algunos miembros del grupo hayan detectado furtivos en una propiedad cercana y hayan compartido la información con el resto de guardas y propietarios, lo que permite a los D’Arrigo y a otros dueños ponerse en alerta ante la posible actividad de los cazadores en sus terrenos.
Publicitadas a través de la prensa y del boca a boca, las recompensas también han comenzado a funcionar y la familia ya ha recibido informaciones sobre la identidad de los cabecillas del negocio, que tiene su mercado en China y Vietnam, donde se atribuyen propiedades curativas y afrodisíacas al cuerno de rinoceronte.